"Mi eVida sin mi" (Fin del culebrón)


Han pasado algunos días desde que Lantanique comparte sus horas de eVida con su ejefe.  Ha quedado atrapada  en una relación íntimo-laboral extraña pero aceptada sin condiciones.




A pesar de haber perdido todo contacto con sus econocidos, no se siente infeliz, sólo de vez en cuando se pregunta por qué esos eciudadanos la han olvidado por completo y no recibe mensajes.


Ya ni siquiera percibo la presencia del  tutor mudo. Y es que desde que vivo  con mi ejefe ni siquiera tengo sueños porque estoy  como sumida en otra realidad.


Mi ejefe es un ser excéntrico y he tenido que adaptarme a sus necesidades. Al fin y al cabo una secretaria tiene que tener dotes de psicóloga para que todo fluya en buena sintonía. Ha de hacerle creer que él manda y que las cosas se hacen como él quiere, tejiendo poco a poco una red de dependencia mutua.  El objetivo de una buena secretaria es llegar a ser imprescindible pero sin que el  jefe sea consciente de ello.


De lo que no ha sido consciente Lantanique es que esa especie de telaraña, que empezó a tejer como jugando, se ha hecho tan grande y espesa que no deja ver los límites ni la salida. Pequeños momentos de clarividencia se abren en su mente mostrándole que todo en realidad ha estado sólo en su cabeza, pero son como chispazos que al momento se esfuman.


De hecho, nunca superó la crisis nerviosa que la dejó postrada en una cama del hospital, herida de muerte por arma psicológica; en compañía de algunos de esos buenos eamigos con los que su imaginación ha recreado momentos tan agradables pero del todo  inverosímiles.




Y el ejefe quedó siempre a la espera, enviándole orquídeas acompañadas de la misma nota    “Espero que se recupere pronto y tengamos ocasión de vernos y hablar. La echo de menos”.





Y  mientras, en la pecera que conforma este eMundo, los ejemplares están inquietos por los cambios que se avecinan. 




Uno de los admins, junto con Lana y el tutor mudo analizan las pocas posibilidades de esta eciudadana  en esa nueva V2.  Sin duda Lantanique, sin garantías de éxito para llevar a cabo la migración, quedará perdida y olvidada.



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