Innuendo

“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”

Pero el tiempo arrasa con todo.



-Qué está pasando?
Halesios sale al encuentro de Plató que viene corriendo hacia él por el pasillo.
-Señor, es Lantanique… - le contesta Plató con gesto apesadumbrado
-Lantanique? ¿Qué ha hecho ahora esa estúpida mujer? La voy a tener que vetar de una puñetera vez para que nos deje tranquilos un tiempo. ¿Tiene algo que ver con sus peticiones de cambio de ciudadanía que te dije que interceptaras y destruyeras? Al final voy a tener que dejarla marchar a otra región a ver si se calma.
-No, señor. No es eso. Ninguna de las peticiones de cambio de ciudadanía llegaron a destino. Ni a Polonia, ni a Egipto.

La mirada de Plató se dirige hacia el gran ventanal. Halesios sale al balcón y 
contempla estupefacto cómo un grupo de gente se agolpa sobre el cuerpo de Lantanique. 



-¿Quién es ese que agarrado a uno de sus pies llora como un niño?
-Es Lizan, señor. 
-Pues ordena que los suelte porque si sigue así se los va a arrancar. Mejor aún, ponle un ban temporal de esos que ponéis vosotros al tuntún con cualquier excusa.
-Como usted diga señor, pero ponerle un ban temporal sólo alimenta su [url=http://www.erepublik.com/es/article/diario-de-una-guarra-2331472/1/20]ego[/url] A mí me parece que lo que hace es darle un masaje por ver si la reanima.




-Reanimarla? Opino como aquella de allí: a mí también me supera tanto victimismo.  Y al lado de esa, ¿quién es el que anda gritando que va a quemar todo eR?
-Desde aquí no lo distingo. Podría ser alguno de los que la han herido.
-Que la han herido? En qué batalla? Pero si Lantanique no arriesga el pellejo en ninguna, que yo sepa. O al menos eso me parece desde que abandonó su milicia!
-Sí, pero las peleas de guerrillas siempre están activas. Y actualmente hemos animado la eVida con muchas misiones bélicas para satisfacción de los ciudadanos que, aunque se quejan, participan en todas con gran ilusión y mucho daño.
-Eso me satisface. Pan y Circo es lo que necesita el pueblo. Misiones para que los ciudadanos descarguen adrenalina y gold en las batallas y discusiones políticas sobre “quien ha robado mi queso” en los foros y canales externos. Disfruto sobremanera con las pullas dialécticas entre[url=http://www.erepublik.com/es/article/-vi-ntilde-eta-torita-brava-bonus-track-2332137/1/20]Leogar y un tal torito bravo[/url] 
-Sí, señor. Ese tema y el del Partido de los Falos (como vulgarmente he oído que llaman al FPE) está copando el top de la prensa.
-Hablando de falos… Me han llegado rumores relacionados con uno de sus recientes componentes que quiere presentarse a CP. 
-Sí, eso parece. Como escritor tiene un estilo muy peculiar: coloca faltas de ortografía para dotar al texto de mayor calidad literaria. Como político, ya veremos.
-No sé. No me he fijado. Acabará peleando con todos como dices que hace Lantanique.
-Ella ya no mira con quien pelea, señor. Por lo visto se ha llegado a enfrentar con gente de su propia milicia. 



-Pues no lo entiendo, en los rankings siempre es la última de la fila.  Y el guardaespaldas aquel que tenía, ¿no hizo nada?
-Señor, hasta él ha peleado con ella. Al comprobar que la había herido de muerte se puso histérico diciendo que no lo supo ver. Y sí, el que grita que va a quemar todo eR si ella muere, es el guardaespaldas.
-Herida de muerte? Ve a decirle que aquí nadie muere si yo no lo ordeno. 
-No sé si de muerte pero,de momento, ha perdido la visión.





No veo nada. Sólo oigo murmullos a mi alrededor.

“Me da pena verte así, Lantanique, es triste y te lo digo desde el cariño, respeto y aprecio que te tengo”.
“…y qué va a pasar con gente que te tiene cariño como yo???? no te olvides de mi, que sabes que me tienes mucho cariño



“Quien escribe artículos eróticos, sabe a lo que se enfrenta”. 

... si ríes las pedradas de los demás, quizás te toque el chichón ese día.”


No veo nada. Mejor así, porque no quiero ver nada.

Las cosas no son blancas o negras. Existen otros colores. Antes yo los distinguía. Ahora he dejado de percibirlos. Tampoco veo peces. Sólo una mosca negra que obstruye mi campo de visión. La quise matar a cañonazos pero ya se sabe que eso es un desperdicio de recursos: las moscas son replicantes.
A golpe de cañonazo acabamos siendo esclavos de nuestros propios temores. La mosca me dice que es el momento de morir.

No veo nada. Pero escucho lo que dicen.

-De verdad que no supe ver que era ella. Como unas veces es morena y otras  pelirroja…
-Lo esencial es invisible a los ojos. – le dice Trico mientras se aparta a un lado para contestar una “guasa” que acaba de recibir en su localizador.
-Yo nunca le haría daño.¿Acaso no ve todo lo que hago por ella?
-Dispararle a bocajarro no fue una muestra de cariño, que digamos… - es la voz de Madian Nadim quien le acoge en sus brazos a modo de consuelo.
-Te aconsejo que aceptes los 10 golds que te doné y te alejes de ella. –le zumba en el oído la mosca replicante.




No veo nada. Sin embargo reconozco la mano que me acaricia la cara.

Con sus dedos me aparta el pelo y agradezco la voz que en tono bajito me habla al oído: “déjalos que piensen lo que quieran, tú sabes quién y cómo eres”



Y sé que en sus días de resaca evocará el regusto que dejan las cerezas al recordarme.





Fue el tiempo que pasaste con Lantanique lo que la hizo importante.







Al fondo a la derecha






Las puertas se cierran suavemente y el ascensor panorámico empieza un armonioso ascenso con fondo musical para llevar a su pasajero hasta el último piso.

En unos pocos segundos llega a destino y suavemente le invita a salir de su espacio, tubular y acristalado, dejándolo frente a un largo pasillo que recorre con paso tranquilo hasta encontrar el umbral de la Suite donde le espera su jefe.

-Amigo Plató, qué agradable visita!

Plató es  conducido hacia el fondo de la estancia. A la derecha, una gran superficie acristalada se abre mostrando el amplio balcón que permite disfrutar de las vistas de la ciudad a lo largo de su perímetro.

Después de acomodarse y aceptar la bebida que amablemente le ofrece Halesius, Plató va directo al asunto.

-Es Lantanique, señor.

-¿Qué pasa ahora con Lantanique?  Últimamente estoy muy tranquilo. No recibo quejas ni por sus ironías, ni por sus escritos morbosos. Ya casi ni publica. Con un poco de suerte conseguimos que realice todas las misiones como el resto de ciudadanos y puede que incluso acabe usando una Visa. Por cierto, dile a su guardaespaldas que investigue si dispone de Visa. Le pusimos un guardaespaldas, ¿no?

Plató asiente con la cabeza sin dejar de observar el hielo que se disuelve en aquel vaso voluminoso y pesado.

-Señor, me refiero a que ya no es la misma.

-Que no es la misma! ¿Qué quieres decir? ¿Lantanique ha cedido su cuenta? Si es una multi ya sabes lo que hay que hacer…

-No, no es eso señor. Le pusimos un guardaespaldas para vigilarla, tal como usted dijo. Pero ese tipo no nos informa de nada. La cuida, eso sí. Yo diría que la cuida demasiado.

-¿La cuida? Esto no es un centro de salud. ¿De qué va ese lantaespaldas?
Halesius frunce el ceño imaginando la manera en que la cuida.



-Pues quiero informes. Si no te los proporciona, eliminadlo y ponedle otro guardaespaldas.

 -No podemos, señor. Ese  tipo tiene mucho poder. Es un “Dios de la guerra” y esos son intocables, como los titánicos.

-Bueno, los únicos intocables son los que pagan. Los demás sobreviven.

Halesius se sirve otra copa y pregunta:
-¿Y Espaugyl? Podríamos utilizarlo para nuestra causa.

-No sirve, señor. Tiene un alto sentido del honor y la dignidad. No aceptaría ponerse de nuestro lado para traicionar a una amiga.

-¿Lizan?  Al fetichista de Lizan le gusta jugar y seguro que no tiene escrúpulos  en cuanto a lazos amistosos.

-Puede que no tenga escrúpulos cuando utiliza el surrealismo crítico para denunciar algo pero es fiel a La Familia y siente respeto por ella.

-Y ese otro… el Avutardo? ¿Este tipo sabe algo de estrategia militar? A veces no para de hacerse bazookas y luego no es capaz ni de levantar una pistolita.  Sin embargo, los tochos que escribe tumban a cualquiera.


-Sí, es muy prolífico. Ahora lleva la [url=http://www.erepublik.com/es/newspaper/secretaria-de-cultura-262593/1]Secretaría de Cultura mexicana[/url]. Al menos allí no se sacan trapos sucios, porque lo que es en el Ministerio de Cultura español, últimamente todo son polémicas.

- Encontré colosal la intervención que hizo como tertuliano en esa radio familiar...sabes,  esa donde un matrimonio reúne a unos cuantos acólitos para marujear un rato ¿comment s’appellait..?

-Enigma_eradio

-Justement!  Ahí escuché a un Avutardo campechano, con un estilo  “te tomo el pelo y ni te coscas” que me fascinó. ¿Te puedes creer que casi toda su intervención se la pasaron pidiéndole que explicara la eConstitución y él allí meneando la perdiz pero sin soltar prenda sobre esa  eConstitución?. Nadie sabía de qué se hablaba pero parecían entusiasmados.

-En mi opinión, señor, creo que no tienen claro el concepto de “tertulia”. En sus programas los temas son siempre del mismo calibre, acusar a algo o a alguien. Los tiempos de participación están controlados y encima hay derecho de admisión.

-Ah sí? No sé. Yo sigo opinando que Avutardo mantuvo el tipo muy bien. Es de los que saben lavar y tender la ropa (on dit comme ça?????)

-No, señor, la expresión es “nadar y guardar la ropa”.  Avutardo es astuto, sí. Por eso mismo no arriesgaría su pellejo en este asunto. No tiene ningún interés en que el “lantaespaldas”  le rompa las piernas por querer sustituirlo. Pero no por eso deja de hablar con ella siempre que quiere.

- Pues entonces busquemos una mujer. Las mujeres no pueden tener caldo en la boca. Alguna habrá que se haga íntima amiga y nos tenga al corriente.

-Señor, la verdad es que resulta más fácil acercar una mujer a su guardaespaldas que no a ella. La idea es que centre su atención en otra y la olvide, como hacen todos.  Estamos en ello.



-Uhmm… recuerdo lo que costó conseguir que ella dejara de esperar a aquel tipo de la 133. Pero sí. Tienes razón, todos acaban olvidándola. Mira aquel otro que le pedía el cuento de la buena pipa.. también desapareció!

Y al decir esto apura el líquido aguado que queda en su vaso para apagar el calor intenso que le invade recordando algunos de sus cuentos.

Plató abre un dossier con todo el histórico de mensajería entre Lantanique y sus conocidos. Busca uno en concreto, extiende el brazo y se lo muestra a Halesius.
Lantanique wrote days ago
Día 2033 Tocaba publicar.
De tanto esperar, perdí la motivación. Ya no hay casualidad.

Lantanique wrote  days ago
Día 2033, hora 17:33 y casi 33 días sin publicar... algo pasa con Lanta xD
..Además de nivel de experiencia 78.233 y 1233 días de eVida.
Sólo falta una canción que dure eso: 3.33 y ya rematamos el tema

Halesius se levanta y atusándose el pelo con los dedos medita un momento.
-¿Crees que se quiere largar?

- Señor, ¿recuerda esta noticia? –Platón le entrega un ejemplar de las New False News

Halesius sonríe al releer el espacio dedicado  a Lanta-Hari

-Por suerte se requisó el material. Aunque eso no impidió que el partido eF se disolviera para transformarse en otro similar.

BuIIofWar quiere agregarte como amigo. ¿Aceptas? Sí - No
BuIIofWar para Lantanique | hace 11 días
Te invito a que te unas al Frente Patriótico Español, un Partido en el que trabajamos por y para eEspaña. Recibirás comida y armas gratis a diario y te ayudaremos a crecer de la mejor manera posible, a la vez que tu sóla presencia nos será de gran ayuda.
Unete aquí y pregunta ……



- Mismos perros con distintos collares…

-Lantanique se empeñó en difundir el fragmento de noticia que no se había publicado en el periódico de Personahumana. Me la encontré perdida por los canales preguntando cómo acceder a la emisora de Medusa62 y yo mismo la ayudé a encontrar la dirección. “Al fondo a la derecha” –le dije, sin saber de sus intenciones: colgar el video censurado con las imágenes cotidianas de la cúpula del antiguo partido eF.



-Y qué pasó?

-Pues que la echaron a patadas. Ya sabe, señor, que hay mucho control en esa emisora.

El cachas de la entrada tiene una lista Vip pero ella se coló y pasó desapercibida hasta que algunos oyentes empezaron a comentar. Salió disparada de un puntapié y sin previo aviso. Tiene prohibida la entrada de por vida.




-Pobre Lantanique! Tengo entendido que los de esa emisora son de buen comer y de dimensiones considerables…  ¿Crees que todo eso la está desmotivando?

-Me preocupa, señor. Su guardaespaldas la controla muy de cerca para que no se largue.

-Amigo Plató, ella siempre fue muy melodramática. La verdad es que aquí no hay sitio para féminas así. A veces no entiendo qué hace aquí. Este lugar es para mujeres como esa tal Medusa62,  una Atukasapepe (o como quiera que se llame) o una Maryoky, por ejemplo. Mujeres ansiosas como urracas por engrosar su medallero, capaces de usar su Visa para meter más de 130kk de daño en una batalla, capaces de entender cómo funciona una batalla o de qué se habla cuando se pronuncia TWO, capaces de manipular y engañar para conseguir una presidencia. Pero dime ¿qué aporta Lantanique a este mundo?   No sé por qué dices que está cambiando, si los únicos cambios que veo son los de su avatar…



Plató marcha dejando a Halesius concentrado en ese collage por ver si encuentra alguna imagen que le muestre una Lantanique diferente o más real.

El ascensor desciende lentamente. A la altura del piso 33 las puertas se abren. Pero no hay nadie esperando. Plató sujeta las puertas por si acaso aparece.
Él sí quiere allí una mujer como ella, con dudas infinitas, maniática con sus preguntas, morbosa en sus comentarios, provocando el odio o el aprecio según la inteligencia de su interlocutor.

Alguien así que entre ahora en ese ascensor.  Que le sonría con la mirada. Que  le haga imaginar que la abraza y que deja que él deslice su mano entre su ropa. Que se aferre a su cuello apoyada contra una de las paredes y que responda a sus besos con una lengua ligera como una pluma y suave, como esos labios húmedos que cree tocar con sus dedos…






Mi nombre es Fight, Lanta Fight


Mi primera vez fue con un turco. Mi primera y única vez.


Tobruk? Tubruk? Trugul? ¿O acaso era  Kultuk?  Uffff  No consigo recordar su nombre. Y no es porque hubiera presentaciones, que no las hubo. Pero a lo lejos ví que me saludaba, o eso me pareció que significaba el movimiento que hacía con la mano. Por un momento me alegré al pensar que esa podía ser una nueva forma de hacer amistades. Ya me resulta un tanto monótono el típico mensajito despersonalizado diciendo “Fulanito quiere ser tu amigo. Acepta pulsando SI. Rechaza pulsando No”. Así que,  como soy educada además de curiosa, decidí devolverle el saludo cara a cara, por lo que apreté el icono de aproximación. Y ya no hubo marcha atrás.




Aquel día estaba yo cumpliendo con mi “orden diaria” (que es lo que dicen que significa las siglas D.O. – aunque yo siempre que veo D.O. pienso en “denominación de origen” y más cuando viene de parte de mi milicia, la del "botellón de combate").

Recuerdo que estaba impaciente por acabarla para organizar un poco mi almacén – ya que últimamente me ha dado por tener empleados y se me acumula el stock-.  Aunque también lo estaba porque había previsto renovar el fondo de armario con el gold que me donó Lizan hace un tiempo.

 “Te quiero musssho, cómprate algo bonito a juego con este collar para cuando haga mi presentación como candidato a  presidente” – me dijo, entregándome también parte del gold que alguien le había enviado para que dejara de desbancar, con su presencia surrealista y un tanto fraudulenta,  a los que se merecían estar en el Top de la prensa  por  lo que ellos consideran “méritos propios y mayor calidad periodística y literaria”.

En esos pensamientos estaba yo mientras iba pegando de manera mecánica y compulsiva, clik clik clik cuando surgió, como un espejismo, el  tipo que yo creía que me saludaba en son de amistad.




Realmente no me saludaba, no, más bien me estaba apuntando. Pero yo,  que soy un poquito miope, no descubro ciertos detalles hasta que no me topo con ellos. Lo mío son las distancias cortas, aunque algo de sentido del peligro sí que tengo y mi espíritu de conservación me decía que allí pasaba algo raro y que mejor mantenerme distante, pero sin perderlo de vista.

Al tiempo que yo me acercaba, él parecía retroceder con lo cual salía de mi campo de visión y  no me dejaba  enfocar bien el nombre que llevaba, primorosamente bordado, en la camiseta.

Ya digo que no consigo recordar con nitidez si era Tubruk o Kutluk.
Quizás asocié que era turco porque el primer fogonazo lo dirigió a mis pantalones arrasando toda la parte lateral y dejándome al descubierto media nalga. Históricamente se sabe de la crueldad de los otomanos en sus guerras y del gusto enfermizo por  las zonas nobles de los enemigos.

Lo maldije por destrozar mi uniforme recién estrenado. Casi rompo en lágrimas al pensar que me lo había puesto esa misma mañana y que aún no le había hecho ni una lavada.
Fue tal mi disgusto que me dispuse ir a su encuentro mascullando: “A tí no te agrego ni loca porque túuuuu  eres múuuuu  toonto y tú no sabes quien soy yo…” Y noté el silbido de una bala ensordeciendo mi oreja mientras le gritaba: “My name is Fight, Lanta Fight”



¿Cómo me habían lanzado contra aquel dios sarraceno? ¿Acaso Plató no sabe que soy una simple mortal sin capacidad ni interés por luchar contra moles de ese tamaño?




Viendo que yo no tenía ni una puñetera pistolita – Si yo tengo mi almacén a tope ¿dónde estaban mis armas?- Opté por moverme y correr como una rata para evitar los impactos. Creo que esa era la recomendación que daba un “bienentendido” en estos temas, dando las claves para salir de aquí indemne.  Confieso que me leí sus consejos por encima, considerando sus recomendaciones como paparruchas. Eso me pasa por no hacer caso de las guías…

¿Dónde estaba mi MU en esos momentos? ¿Dónde el que alerta a todos diciendo "a Lanta ni tocarla". Ese que se desgañita amenazando con romper piernas o prender fuego a  lo que sea si alguien le hace algo a Lanta? Ese que me manda mensajitos ofreciéndome la luna.



De mi jefe mejor no esperar nada. Ahora vive y se desvive por el  Congreso y  por alguno de sus congresistas. Aunque hay quienes dicen que se lo pasa durmiendo la mona porque no encuentra motivación para sacar sus crónicas semanales.

Y aquel otro que una vez me vino a buscar. ¿Por qué no aparecía entonces para rescatarme?



Un hilito de sangre me recorría el muslo. Qué fatalidad! Sí aún faltan unos días!  Suele pasar… Cuando estás bajo una fuerte tensión se te adelanta la regla. ¿Acaso no hay posibilidad de pedir tiempo muerto y dejarme ir al baño?

Saqué un pañuelo anunciando mi retirada y el tío borde casi me deja con un muñón de recuerdo. Y entonces, de golpe el espejismo y el tipo desaparecieron de mi vista.

Volví derrotada a casa y pidiendo a gritos un ibuprofeno para mitigar el dolor (moral y físico).




Pero todos los males se olvidan con un buen baño caliente y las expectativas de una noche de lujo acompañando al candidato más extravagante, excéntrico y divertido de este ePaís.









Cotillería para peces


Hoy habemus relato de convivencia y sensaciones humanas.

Cotillería fina

Posiblemente no sea un tema demasiado interesante para nuestra comunidad, y menos quizás para los ajenos a mi pecera, pero puede despertar el interés de algún fisgón que anhela saber qué pasa en mi vida en los momentos que no ando marujeando.



Cuando me despierto me  gusta asimilar con resignación que abro los ojos a un nuevo día en este aburrido lugar y me deleito repasando lo acontecido mientras dormía.
Para revivir lo soñado sólo hay que acurrucarse entre las sábanas y mantener los ojos cerrados. Una vez cogida la posición la mente busca alguna situación, palabra clave, o pequeño fragmento suelto de una conversación…


- No encuentro la salida de esta habitación. Si alguien me pasa la llave.
-Es que no vas a salir de la habitación. He tirado la llave por la ventana, me he cabreado como casi nunca, y he comprado 200 metros de cuerda para atarte y que no te escapes.





La primera vez dejé que envolvieras mi cuerpo en un abrazo mientras una de mis manos se quedaba a medio camino de estrecharse con la tuya. Esa mano, un poco desconcertada al sentirse ignorada, se deslizó por la cadera mientras esperaba que tu cuerpo se separara del mío. La otra mano se abrió sorprendida, como preguntándose  qué es lo que  estaba pasando.
De cómo fue que después de aquello las dos se dejaran atrapar, confiadas, entre las tuyas, eso es quizás cuestión de tiempo o de curiosidad, aún a veces me lo pregunto.  Igual que me pregunto cómo fue que, apoyados en la barra de aquel bar, te giraras hacia mí y, como quien pulsa el botón del arma escogida, dispararas tu boca hacia la mía en un trayecto cuidadosamente estudiado, rápido y certero.  Ese primer impacto sólo fue una incursión previa para abrir una brecha por donde tu lengua, como un arma de destrucción masiva, echara abajo el muro con el que me había protegido. Y mientras preparabas el siguiente proyectil me mirabas ceñudo,  como calibrando la capacidad de daño necesaria para aniquilar todo mi arsenal. No era necesaria mucha estrategia. Mis manos no opusieron resistencia pero a cada impacto mis ojos buscaban en los tuyos la salida de esa trinchera oscura y profunda donde me habías encerrado. Y tus ojos se empeñaban en mantenerse cerrados para no dejarme escapar.


                         
Casi a diario entro en batallas y aunque nadie se lo crea, pegar, lo que se dice pegar, algo pego… el dedo en el botón de luchar unas 25 veces como mínimo.
-Oye, tú no sueles pegar mucho en las batallas ¿no?, me dice socarronamente uno de mis conocidos.
-Yo pego unas cuantas hostias diariamente, las necesarias para matar mis 25 escogidos del país que toque. Luego, a veces, viajo para patear algunos más y ver si dentro de cuarenta años logro la medallita esa del 50/50. Por cierto que ya me queda menos para sacarme la primera, que ahora estoy en  41/50

Mientras preparo la estrategia a seguir, otros ciudadanos pasan ante mis ojos. Para llamar su atención, agito mis manos. Pero en las batallas nadie conoce a nadie.
Mis manos quedaron paralizadas cuando en una de esas ocasiones vi pasar un muerto. Quizás sería mejor decir que lo que vi fue un  fantasma.
Quise tocarlo porque habíamos sido amigos, o eso creo. El roce de mis dedos hizo que se girara un momento pero, tristemente, al final sólo conseguí  que se esfumara.



Nadie conoce a nadie, aunque todos mandan peticiones de amistad.
-¿Por qué quieres que seamos amigos? , le pregunto con mi rito de iniciación a uno que me acaba de solicitar mi amistad                  
- por qué no serlo?
-Porque soy una mujer curiosa. Tengo una pecera. Los que se me acercan caen dentro ¿sabes nadar en peceras?
-No soy de peceras, lo siento... Soy una sardina casada.
-y qué hace una sardina casada pidiendo amistad a una gata? Bueno, siempre puedes leer mis relatos. No es necesario estar en la pecera para leerlos.
-Porque sigo a las personas más por lo que callan que por lo que cuentan..
-Mi pregunta era ¿por qué quieres ser mi amigo? Puedes no responder nada y en nada queda la cosa. Puedes responder tus motivos y entonces ya veremos. Pero si respondes que "sigues a quien calla porque las prefieres a las que cuentan” entonces prefieres a las que callan porque otorgan.
Yo no otorgo nada. Sólo cuento historias.
Las sardinas me gustan si son sardinillas y en escabeche.



Mentiría si dijera que nunca otorgo nada. En ocasiones se me va la cabeza y dejo que alguien ronque a mi lado. Y me da mucho coraje si encima un aliento agridulce orea mi oreja.  En esos casos no me queda otra opción que adoptar la táctica del avestruz resguardándome bajo las sábanas.
Halesios, quizás porque es francés, hace unos gorgoritos nasales en los que a veces parece quedarse extasiado. Para comprobar que no está fiambre me muevo sobre él. Y justo en el preciso instante que inicio mi análisis empírico descarga un suspiro huracanado que me confirma aquello de que “más vale sola que mal acompañada”.



Y es que la vida diaria tiene muchos “no soporto” como ir cargada con las bolsas de la compra y que la tirita del sujetador se deslice por un brazo… o peor, que se deslicen las dos. Que a alguien se le caiga una porción de ensalada sobre el mantel y que sin ningún miramiento lo pinche directamente para llevarlo a su boca, dejando un manchurrón aceitoso por el que te lanzarías tras su cuello para obligarlo a limpiarlo con la lengua. Llevar bambas con calcetines tobilleros y que siempre un pie se lo chupe hacia adentro. O que se te tuerza un pie llevando tacones por la concentración de ojos mirando cómo caminas…



Hay ciertas cosas que no llevo del todo bien. Que me borren es una de ellas pero me compensan esas otras que me encantan, como algunos besos de buenas noches enviados con toda la pasión que permite un teclado.



Te hablo todo esto con mis manos por si me escuchas con tus ojos. Mis pies, que no reconociste, quedaron enterrados en el suelo, esperando.




Y me duermo pensado que vendrás para hacer que sueñe bien.








Modérame esta lengua, please!


Dicen que hay nuevos admins escogidos para mejorar las cosas en este eMundo.


Dicen que realmente trabajan bien porque ya han mostrado a los eciudadanos algunas de sus creaciones.

Y miro el mapa tan bonito que se despliega como una cortinilla de ventana de tren. Pero a mí me da igual. Nunca bajo esa cortinilla. Yo no entiendo los mapas.
Y desvío mi vista hacia el buzón de mis suscripciones.
Busco las publicaciones que en otro momento consideré interesantes. Y no las encuentro.
Echo un vistazo a los artículos seleccionados por los entendidos. El muestreo es claramente decepcionante. Encabeza la  lista el del  “pa chulo mi pirulo”, manteniéndose en primer lugar frente a algún que otro concurso y consejos varios.

Dicen que los nuevos ojeadores trabajan rápido eliminando aquellas noticias o asuntos que puedan resultar perniciosos o de interés cero para nuestra sociedad.

Dicen que algunos documentos desaparecen porque son reportados. Pero nadie se atreve a preguntar por el chivato que los “reporta”.

Reportar? Me pregunto hasta qué punto esta palabra debe ser tomada como sinónimo de algo denunciable y eliminable.

En todas las sociedades, el chivato, el traidor, el envidioso tiene que existir. En muchos casos existe bajo el anonimato. Pero en todos los casos es alguien cercano.

Yo lo imagino como un tampón de protección higiénica: No se nota pero va absorbiendo (las mujeres saben a lo que me refiero). Lo veo como aquel MODosito del barrio, desapercibido, que no levanta sospechas. MODelo de lo que está bien. Acechante para “informar” de lo que está mal, con la sana intención de que todo parezca limpio y seguro.


Sería loable que en este eMundo se categorizara  esa condición de “ciudadano tampax” ofreciendo una nueva medallita al mejor MODosito del  lugar. Al fin y al cabo, se encarga de absorber toda la suciedad.



Mas, si dichos “tampones” se colocan mal, producen molestias.


Reportar para criticar, censurar, reprimir, castigar y deportar. ¿Acaso no resultan más reprobables aquellos artículos que ilustran sus textos con imágenes y palabras alusivas a deficiencias psíquicas o físicas sólo por hacer mofa de alguien?  O aquellos otros que se nutren de pantallazos sobre conversaciones personales, pavoneándose de haber escrito algo revelador y digno de ser votado?.

Dicen  que ciertas imágenes son indignas porque atentan contra la moral. Mi inteligencia no reconoce la moral que ellos defienden en las que podemos ver colgando por ahí.


Pero qué se puede esperar  de un lugar que, por un lado alienta ese tipo de misiones y por otro anima a que las féminas enviemos nuestras fotos más provocativas para participar en un concurso de ¿misses?

Si juntamos los concursos fetichistas de pies con los de féminas escasas de ropa se puede llegar a disculpar que los MODs no alcancen a discernir lo bueno de lo malo porque se ponen ciegos de lujuria. Reportar vendría a ser justificable como acto de contrición necesario.


Estamos en un entorno de marujeo y cotillas de portería, puritanos de doble moral, y rastreadores de spam.  De mí también se habla.

Dicen  que he cambiado. Que ya no soy aquella mujer que llegó perdida, sobreviviendo sin techo y pendiente de su ejefe.  Aquella que siempre esperaba.



Dicen  que se me pasó el tiempo de licores de cerezas  y que todo se quedó en una resaca.
Dicen  muchas cosas. Que soy rara. Que doy miedo. Una extraña flor, mezcla de sol y temporal (como dice una canción) que provoca descontrol y malestar.


Dicen que alguno dejó  de hablarme porque nunca terminé aquel cuento. Aunque otros dicen que realmente me borró de su eVida por temor a que lo terminara.
Y también dicen que algunas noches sueña con que se lo vuelvo  a contar.

¿Me sientes ahora?

No la veo pero la escucho. Tengo los ojos tapados pero la siento a mi lado.
-“Yo no te digo ni que sí ni que no, sólo te digo que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa”… - me dice, acercando su boca a mi oído para iniciar ese juego con estribillo recurrente y prometedor de un final lujurioso.
-Cuéntamelo venga- y deslizando su  lengua por el cuello me lo vuelve a  preguntar: “yo no te digo ni que sí ni que no pero quiero que me digas si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa…
-mmm… No sé qué me haces pero te escucho con atención.
-Te voy a morder la barbilla –me avisa ella con la voz un poco sofocada y me pregunta de nuevo si quiero que me cuente el cuento de la buena pipa.
-Siiiiiiiiiiiiiii…. Respondo con la voz ronca. Sube hacia mis labios, rozándome con los suyos. Y  la escucho repetir  lentamente que si quiero que me cuente el cuento de la buena pipa.

Llegados a este punto mi mano toca una de sus piernas y acariciándole uno de sus muslos se me ahoga otro sí que surge como un lamento porque ella presiona su boca contra la mía. Y cuando tengo su lengua  dentro aprovecho y se la muerdo para que no me siga preguntando lo mismo.

Modero su lengua con el movimiento de la mía que choca con sus dientes jugando,  al tiempo que mis dedos rozan el tejido suave de su ropa interior y se adentran, en un sube y baja rítmico de caricias mezcladas con el ronroneo repetitivo de “quiero… cuento…. la buena….pipa”.

Su cara se aparta de la mía. Arrodillada sobre mí, posa un dedo en mis labios y la vuelvo a oír persuasiva: …dime que te cuente el cuento de la buena pipa…

- Que sí!– le digo en un susurro impaciente. Y se lo chupo mientras su balanceo ondulante me corta la respiración.



-¿Me sientes tú a mí ahora?– le pregunto yo a ella con mis manos agarradas a sus caderas. 
Y la oigo sollozar.




3 años y algunos días más




La encontré en su casa limpiando la pecera.

-Nada que decir -me dijo-. Tres años queman a cualquiera.

Me senté en su bonito sofá de cuero, heredado de su anterior jefe, y me la quedé mirando mientras frotaba concienzudamente los restos adheridos a la superficie de cristal.

-Hay peces que dejan residuos difíciles de desincrustar  – continúa mientras extiende un líquido en el paño. Se cagan los unos en los otros y lo dejan todo pringado. Aunque andan gritando que lo suyo no es mierda, sólo sustancia autodefensiva.

Sé que lo que me está diciendo ya no lo dice con rabia. La conozco demasiado y un año trabajando en mis empresas me ha hecho reconocer sus estados de ánimo.
Hago un chiste. Deduzco que es malo porque sólo me río yo.

-Algunos, cuando su propia mierda les impregna, piden disculpas y pasan de la animadversión al amor incondicional, pegándose como una lapa a aquellos de quienes decían defenderse. Es lo que se denomina “supervivencia en el medio hostil”

-Hombre, Lantanique, a mí eso no me parece mal.  Hay que ser comprensivos con quienes cometen errores y piden disculpas aunque tú no te los creas y digas que lo hacen para no perder el reconocimiento adquirido, dejando caer que podrían haberlo alcanzado mediante medios sospechosos.  En este eMundo cuesta mucho ser reconocido. Mírame a mí. Me niego a usar el club ese de los votos y a veces no alcanzo el Top por culpa de algunos degenerados que sólo existen para molestar, lo que en mi tierra se denomina porculeros.

-Jefe. Te guardé un trozo de tarta de eCumpleaños. ¿Te apetece? – y dándome media cambiá me coloca un plato entre las piernas mientras repite que no tiene nada que decir.



No es cierto que no tenga nada que decir. Siempre dice algo, critica o se solidariza abiertamente a riesgo de salir apaleada. Tampoco es cierto que esté quemada. Quizás desanimada, desubicada, desmotivada, desaliñada, casi  despelotada,  a decir por la poca ropa que me lleva, que yo ya empiezo a notar cierta desazón inguinal con ese movimiento de frote…


Lo que realmente está es decepcionada. Y no lo afirmo yo porque sea visionario (eso se lo dejo a Avutardo), sino porque con un hilito de voz lo deja caer.

-“Todo es falso, salvo algunas cosas que he publicado” –le suelto a bocajarro para defender mis [url=http://www.erepublik.com/es/newspaper/la-guerra-y-yo-264858/1]crónicas[/url] pero sin saber muy bien de qué se me acusa.

De golpe caigo en la cuenta y me arrepiento de haberle bajado el sueldo no una, sino dos veces, en pocos días:
“Espaugyl, el Gerente General, ha modificado tu salario de 230.00 ESP a 200 ESP.
 Espaugyl, el Gerente General, ha modificado tu salario de 200.00 ESP a 150 ESP.”

En aquel momento me pareció que, a pesar de su típico comentario ácido, se lo había tomado con buen talante:

“Lantanique to Espaugyl:
Vaya jefe!  Ya sé que me pagas por encima de mis posibilidades pero espero que no me hayas bajado el sueldo como castigo por votar al partido del gnomo  ¡!!!”

Dibuja una leve sonrisa con su mirada mientras trato de justificar mis recortes hablándole de la difícil situación económica actual y del mercado laboral,  y casi cuando estoy a punto de confesarle que para pagarle he tenido que cambiar hasta mi propio gold, me corta diciendo que no es eso.

¿Entonces qué es, chiquilla? Porque no creo yo que haber perdido su tercera medalla BH frente a un ciudadano ruso en el último segundo sea motivo para una depresión. Bueno, rectifico, si esto se convierte en costumbre, entonces ya sí.

Baja los ojos hacia su plato y recoge con los dedos restos de su porción del pastel que Dr. Montecristo encargó para su fiesta. Deposita los grumitos de bizcocho en su boca y me cuenta que al final no celebró su eCumple como habría querido.



-“Pero si muchos te felicitamos!
-“Si, los hubo que hasta me enviaron regalos – se levanta y me los enseña.
Lantamor, para ti con muchos besos adjuntos.
Felicidades por este año más que cumples entre nosotros. Espero que te guste el chocolate.
Felicidades,Lantachan.

-“Claro!Tanto apoyar a ese enano raro y defender en el TOP de la prensa  artículos de porculeros no te dejó tiempo para organizar una fiesta como dios manda…”.

Ni me mira. Ya la he cagao. Lo presiento y me remuevo intranquilo en el sofá. Dejo el plato sobre la mesilla para separarme un poco por si acaso se transforma en la harpía que dicen que hay en ella  y tengo que salir corriendo.

-“No gestiono bien las ausencias.- confiesa al cabo de unos minutos- En este último año he ido perdiendo amigos. Unos porque se tenían que ir. Otros porque los he hecho irse. Alguno porque es como si no estuviera. Y yo no encuentro remedio para el recuerdo.


-“Me llaman Dr. Espaugyl en mis ratos libres. – le digo poniendo mi cuerpo a su servicio. – Túmbese y deje que sus preocupaciones fluyan. Saque fuera todo lo que le incomode.


Pero Lantanique se levanta del sofá y sigue hablando, moviéndose de un lado a otro, cosa que dificulta mi atención.

Mi visión se desorienta. No me llega la sangre a la cabeza  y creo que el que necesita tumbarse soy yo.






Mirando al techo fijamente consigo hilvanar algunas frases para disimular mi estado.

-“Lantanique,- digo para iniciar mi exposición- los que tenemos ya una edad vamos viendo como algunos se marchan. Es ley de eVida. Además tienes esa maldita costumbre de seleccionar amigos. Si te abrieras a miles de ellos no llevarías la cuenta de los presentes ni los ausentes. La eVida es un juego. Y el juego, juego es.  Ese es mi lema aquí. - termino diciendo y la miro de reojo por ver cómo reacciona.

Ella sigue con su perorata de que si algunos se le acercan con falsas palabras, que si otros se molestan porque no entienden sus comentarios, que si parece que la quieren y luego la odian, que si los que están ya no le hablan, que si otros le preguntan cómo es que sigue aún aquí, que si… Me está mareando con tanto rollo!.  Y digo yo, ¿Por qué se complica tanto?  Al que ponga pegas, que lo largue.


Si yo fuera un tipo con las capacidades fantasiosas  y esotéricas de Avutardo, o sea,  si yo fuera él, captaría su atención mostrándole mi último videoclip que obtuvo uno de los premios H.I.N.C.O. organizado por Leogar.

O mejor aún, la deslumbraría regalándole unas floresy pidiéndole con gesto misterioso que me dijera un número del  1 al 22 mientras barajo las cartas de un tarot.
-“Once. –dice la puñetera.
Y con esa verborrea avutárdica que tanto la complace comenzaría mi predicción sobre su futuro en este eMundo:

Sobre la pregunta que no has hecho, pero que has pensado, las cartas dicen lo siguiente.
De tu pasado, influirá la Papisa, que representa el uso de lo emocional para ejercer el control. Ese lado tuyo de liantanique, imagino. De tu presente, influye el Emperador, que representa el poder ejercido de frente, a las claras, el inmiscuirse directamente en un bando y abrazarlo como propio. De tu futuro, la Muerte. Ya lo sabrás, la Muerte es la mejor carta del Tarot que puede salir en una tirada, representa cambio, renacimiento, regeneración... la vida saliendo adelante pese a todo.

Me escucharía fascinada.  Y yo intentaría mantener esa atención confiando que mi conexión con los archivos ocultos de Avutardo no se me cortaran para seguir copiando y soltando:

Como elementos externos tenemos a tu favor, el Colgado. Tal vez sea un aliado que esté en horas bajas, o un suceso malo el que te beneficie. En tu contra, está el Loco. La clave es el Juicio, descubrir quien es justo y quien injusto .El resultado es el Papa, el control usando medios no emocionales, sino más prácticos o físicos. No significa que sea un control justo; puede ser a través de subterfugios.

Por supuesto, ella  me pediría que le aclarara el significado del oráculo pero, imitando al mejor de los visionarios, me perdería en lo banal para concluir con algo tan socorrido como: Sea cual sea la pregunta, parece que te tocará hacer un balance objetivo, y emplear ese balance en tu beneficio.

Y como si el propio Avutardo me hubiera inyectado directamente en vena algún psicotrópico, por unos minutos me siento flotar. Mi vista se vuelve surrealista y adopto los ojos de aquel porculero que durante unos días se obsesionó hincando la caña.


Vuelvo en mí cuando la veo corretear por el salón gritando que acaba de recordar que tiene una cita para comer y que va a llegar tarde si no se da prisa.

Como soy un caballero me ofrezco para llevarla y la animo a que empiece a vestirse. Por dentro mi subconsciente no es tan amable y me lo veo postrado  pidiendo con todas sus fuerzas que Lanta llegue una hora tarde a esa cita y que el tipo ya se haya ido.





Fugazmente la veo cambiarse. Elige un vestido de punto marrón con el cuello ancho y ohhhhhh medias negras con liga!!!!   Tiene arte la jodía...





Por respeto a esa beldad agradablemente perfumada cierro los ojos y me acomodo junto a mi subconsciente para pedir fervientemente que el tipo de la cita sea Halesios. Creo que es de dominio público que Halesios es invertido...





Resaca


La encontré el día de Año Nuevo. De espaldas al paseo, mirando el mar. Cerca de la orilla. Lejos de mí.


El mar tenía resaca. Yo también. Me quise acercar pero el vaivén de las olas me mareaba y caminar por la arena se me hacía pesado. No acababa de llegar nunca a su lado. O mejor dicho, no era capaz de avanzar hasta su lado porque no me movía del sitio.

Me apoyé en el muro que separa el paseo de la playa. Desde allí la llamaría y ella vendría hacía mí. Me pareció que ella se giraba al oír su nombre. Y que venía a mi encuentro, lentamente, con gesto entre sorprendido y complacido.

Pero no acaba de llegar a mi lado. Realmente no la había llamado. Fui incapaz de pronunciar su nombre. Si lo hice, fue tan bajito que sólo yo me oí.

La voz se me había quebrado cuando ví que otro se le acercaba. Su pequeño cuerpo salió de mi visión cuando aquel otro cuerpo la ocultó entre sus brazos. O eso me pareció. Con la resaca todo se veía difuminado.

Algo curioso me empezó a pasar. O los sentidos me engañaban o se habían vuelto tan sensibles que podía notar la intensidad de aquel abrazo, el calor de aquel cuerpo diminutivo tan próximo, la respiración e incluso lo que se decían.

Nunca antes me había pasado nada así.  - Nunca más te pasará algo así – contestó ella.

Pude notar la presión que hacían los brazos en su cintura y en sus hombros porque cada uno bastaba para rodearla de esa forma tan completa. Ella posó las manos en  aquellos hombros que yo notaba como míos.



Generalmente la resaca me da dolor de cabeza. En esos casos prefiero cerrar los ojos aunque todo me de vueltas.  Hoy no quiero cerrarlos. No quiero que otras sensaciones rompan el momento aunque luego me estalle la cabeza.
Cierra los ojos. – dice ella. Y yo voy y  los cierro porque me parece que me lo dice a mí.

La sensación de humedad en la boca no es precisamente un efecto causado por la resaca. La sequedad pastosa que tenía hace unos segundos se empieza a disipar. Noto como si la punta de una lengua se hiciera hueco entre mis labios para ir entrando tan despacio como mis dedos entre sus piernas. Noto cómo esa lengua juega con la mía haciéndome salivar.
No podría decir las veces que, jugando a salivar, acabábamos salivando por todos los poros de la piel.

Entreabro los ojos y viendo la imagen de esos dos cuerpos abrazados unos metros más allá presiento que algo en mi interior se rompe.

Un día me dejarás de hablar –dice ella



Sí. Dejé de hablarle. La rutina, que se toma sorbo a sorbo, se instaló entre nosotros para hacernos olvidar. En resacas como hoy, Lantanique se convierte en otro de sus efectos secundarios  y se mueve en mi cabeza provocándome una excitación descontrolada. Algo pastoso fluye de mí.

Pasa por mi lado. Se sienta en el muro donde tengo apoyada la espalda. Recoge un pie para desprender la arena pegada a sus dedos. Esos dedos que se me figuran pequeñas gominolas de azúcar como el que quedaba impregnado en mis labios mientras los mordisqueaba suavemente. Era otra forma dulce de salivar antes de introducirme salvajemente en ella.


Sus pies, que no supe reconocer entre otros, introduciéndose en sus zapatos, se ponen en marcha.

La rutina en este eMundo tiene carácter letal. Arrasa con todo. Nos hace invisibles. Nos hace olvidar.

Sin dejar de abrazarla por detrás, le besan  la nuca.



Pero no soy yo.
"La persona que va a tu lado nunca sabrá que yo te conocí". 

Y como si me oyera, se gira y me mira. Sólo me mira porque no hay más que decir.