"Herida por arma psicológica"




La Pecera se me hace pequeña.  En un espacio tan reducido los ejemplares que me acompañan acaban aislándose o muriendo…  Algunos saltan al vacío y desaparecen de golpe sin dejar rastro. Yo misma a veces quedo en el fondo aturdida pero me esfuerzo en salir un poquito a la superficie para no asfixiarme porque el agua de esta pecera hace tiempo que no se renueva.


Esta mañana he tenido uno de esos ataques.  
En un primer momento todo era euforia: mi eamigo impresentable daba muestras de evida y me mandaba un mensaje con un documento adjunto. Tantos días sin saber nada de él… La emoción me embargaba pero a medida que el documento se iba descargando mis pulmones se iban comprimiendo. 




Me ha costado recuperarme y en un intento de obtener una explicación le he mandado un lamento patético.




Tan  patético e inútil que su respuesta me ha hundido en la más absoluta tristeza.






Este rechazo tan brutal e incomprensible ya no me ha dejado fuerzas para más y me han tenido que ingresar en el hospital con una crisis nerviosa.
Este hospital es muy reacio a acoger a gente con problemas que no sean debidos a actos marciales, pero mi buen amigo el pulpo ha insistido en que estaba herida de muerte por arma psicológica y aquí lo tengo a mi lado, con mi mano en su mano, escuchando mis lamentos.










Claro que ahora que lo miro bien, no es el pulpo taxista el que me está haciendo compañía…. No distingo del todo  su cara. Siempre me pasa igual…. ¿Es el ejefe, o mejor dicho, el exjefe? No podría decirlo porque soy miope y nunca lo he visto de cerca. Me giro un poco más y me incorporo, tanto que casi le rozo la cara. Es mi tutor mudo


Pero ¿qué le pasa a mi cabeza? Estoy disfrutando de una visión que aún no sé si es una alucinación  y de golpe me aparece Lana, enfadada, echándome una bronca monumental porque hace días que me está esperando para entrenar. 


¿Es que no ve que estoy de baja?











"Interrogatorio de 24h"






Ayer tuve un mal día. La desaparición de mi ejefe me ha traído problemas. Me quedé sin empleo pero encima me compliqué la vida al decidir volver por la noche a la empresa para entrar a escondidas en la nave y poder recuperar la información personal que tengo en mi terminal.  






No contaba con que los admin estarían siguiendo mis movimientos muy de cerca y en cuanto conecté mi lápiz de memoria, se disparó una alarma. No me dio tiempo a reaccionar. Un tipo me inmovilizó mientras me colocaban unas esposas. Supuse que pensaban que estaba allí para robar pero cuando empezó el interrogatorio ya me percaté de que lo único que querían era información sobre mi ejefe. No les serví de nada. 




Para conseguir una confesión más fiable me inyectaron una sustancia que proyectaba en una pantalla todos mis recuerdos, avance químico con el que estoy totalmente en desacuerdo pero con el que sólo han podido fisgonear en asuntos íntimos de mi pasado, disfrutando de situaciones personales que no tenían derecho a vulnerar.






Suerte que al final me han soltado pues ya les estaba taladrando demasiado con mi época adolescente. 


Así que un poco aturdida, después de un arresto injustificado de 24h,  he conseguido llegar a mi casa y, justo en el momento en que iba a abrir la puerta de mi piso, oigo al pulpo taxista subiendo las escaleras. Me abraza y me dice que tengo una pinta horrible, qué dónde me había metido!  Me abraza porque así me puede sobar un poquito, no porque hayamos intimado hasta ese punto. Estoy tan desfallecida que lo dejo hacer. Entra conmigo en el piso, cierra la puerta, le cuento mi experiencia y entonces me dice, bajando la voz,  que anoche un tipo intentó forzar la puerta de mi casa. 


No entiendo qué interés pueden tener en buscar también información aquí dentro, pero oigo al pulpo explicarme, casi susurrando, que la persona que intentaba entrar es el antiguo propietario de este piso, amigo suyo, y que lo tiene escondido abajo.


No me lo puedo creer: ¿Mi ejefe intentó esconderse en mi casa anoche? Claro, no pudo entrar con su llave porque yo hace días que cambié la cerradura. No soy tonta! Qué se pensaba… que iba a dejar que me diera un piso con la inseguridad de no saber si él tenía otra copia de mi llave? 
Una serie de preguntas se agolpan en mi cabeza: ¿Tenía prevista una situación así y por eso me regaló este pisito Q1? ¿O en realidad no me lo regaló, sino que éste es su “picadero” y de paso es el sitio ideal para esconderse en apuros así?


Le digo que no quiero saber nada y que me deje tranquila. Lo saco de mi casa a empujones y me preparo un baño calentito.






Al rato, ya más sosegada, oigo unos golpecitos suaves en la puerta. A través de la mirilla veo un tipo con una rosa en la mano. No distingo sus rasgos. Pero por su voz sé que seguro es mi ejefe… me pide que le abra la puerta un momento. Sólo respondo que no estoy para entrevistas personales a domicilio. 
No insiste, pero oigo unos pasos que se alejan y el sonido de las ruedecitas de la “trolley” que trae consigo… ¿Acaso pensaba quedarse una temporadita?






Tumbada en mi sofá nuevo imagino diferentes venganzas.






Un sonido en el móvil me saca de mi ensimismamiento. Mensaje de voz del ejefe deseándome un buen fin de semana, seguido de una canción.






Me voy a dormir que mañana me quiero entrenar a fondo con Lana. Lo mismo me apunto a uno de sus programas Napoleón.

"Mujer soltera busca...otro empleo"


De un día para otro a todos nos pueden cambiar las cosas. Ocurre en la VR y por lo que veo también en esta eRvida. Quien vaya siguiendo este folletín ha de saber que esta ehistoria se nutre de los acontecimientos que se van sucediendo a lo largo del día y aunque el desarrollo de la misma ya estaba perfilado, se ha visto modificada por motivos inesperados, haciendo que este nuevo capítulo salga a luz de forma imprevista.


Anoche me dormí profundamente dopada por el olor que desprendía la pintura de la pared (que aunque en el envase pone que tiene una formulación base acuosa y respetable con el medio ambiente, no deja de llevar elementos químicos que alteran los sentidos). 


Esta mañana he doblado cuidadosamente las prendas que ayer me compré en compañía de una buena eamiga que se ofreció a venir de tiendas para ayudarme a elegir. Desde aquí se lo agradezco sinceramente porque no tengo muchas con quien contar,  y pedir a un eamigo que venga conmigo era arriesgarme a acabar comprando un churro, ya que un hombre da el visto bueno a cualquier cosa con tal de recorrer el menor número posible de tiendas y volver pronto a casa.


Suerte que esta eamiga y yo coincidimos en cuanto a estilos y colores. Los tonos violetas y lilas son nuestros preferidos. 






Las normas de indumentaria para una entrevista de trabajo aconsejan ir discreta por eso, aunque me compré todo lo que me gustó, al final he decidido que llevaré el conjunto de ejecutiva agresiva, para evitarme malos entendidos.






Y con mi bolsita para cambiarme cuando llegue el momento de la entrevista, me he ido al trabajo super contenta  






Pero no he podido entrar en la nave. Hay un cartel que dice “Organización permanentemente suspendida por ingresos fraudulentos” La empresa está cerrada y mis ecompañeros corren aullando por ahí buscando un nuevo empleo.


“M’he quedao pará … no puedo dejar de llorar….”





Pero mi ejefe ¿dónde está? ¿Por qué me deja tirada justo el día de mi entrevista?


Veo a un admin por aquí rondando  porque a mi ejefe lo están buscando. Yo no puedo responder a sus preguntas ya que ni siquiera sé cómo se llama mi ejefe… Sólo sé que era muy educado; que quería tener una entrevista conmigo para conocerme mejor, revisar mi contrato y proponerme un posible cambio de puesto en la empresa (jajajaja el admin se mea de risa). Que para Sant Jordi me regaló una rosa flotante en la pantalla de mi ordenador… que tenía un sofá de cuero negro muy bonito y cómodo… que a veces me enviaba regalos sorpresa para mejorar mi vitalidad…que tenía una voz agradable y pausada… que en agradecimiento a mi trabajo me acababa de donar  una casa para que ya no durmiera más bajo un puente (ni escondida en su oficina)… que me habría gustado conocerlo en persona.


Eso de la donación le ha interesado al admin y ha querido indagar un poco más pero estoy tan conmocionada que no le satisfacen todas esas frases sueltas que voy soltando y me deja por imposible.


Me voy calle abajo arrastrando mi bolsa y pensando que ahora tendré que ponerme a buscar otro empleo en una empresa Q4 que me pague como mínimo los 20ESP que cada día me ingresaba mi ejefe.





"Reencuentro en la tercera planta"


Con lo que gano al día tengo dinero de sobras para contratar un pintor que cambie un poco el aspecto de este piso. Lo que pasa es que, como buena catalana que soy, prefiero ahorrarme unos cuantos Esp y pintar yo misma, así que me he puesto manos a la obra a ritmo de Blues 326. 








Llaman a la puerta. Quien quiera que sea se ha quedado pegado al timbre porque con la música a toda voz oigo una especie de chirrido penetrante. Voy corriendo a abrir y con la mano en alto y sosteniendo el rodillo que,  por lo inesperado de la situación, no he dejado apoyado  en el cubo, veo una imagen frente a mí que creo que es una aparición, desagradable aparición: El pulpo taxista estaba allí con cara de “pomes agres” 






Lo veo cambiar de color y pasar del rojo amoratado al rosado, transformando su gesto ceñudo en una amplia sonrisa de sorpresa, [b]de agradable sorpresa[/b].
No me salen las palabras del cuerpo, a él sin embargo se le salen los ojos de la cara, mueve la boca y dice algo que no entiendo. Uno de sus tentáculos me recorre el brazo como un lametazo y me doy cuenta que un reguerito de pintura corre rápido hacia la sisa de mi camiseta. Reacciono y bajo el brazo, no sea que el pulpo alargue algunas de sus ventosas y me las pegue en un pecho…
Ya ha traspasado el umbral de la puerta y la cierra tras de sí… “por la corriente” me dice. 


En este momento me arrepiento de no hacer caso a Lana cuando me aconseja que tenga siempre a mano una recortada por si hay que actuar de improviso. 






¡Esa costumbre mía de comprar las armas sólo unos minutos antes de ir al combate….! De todas formas si se pone tonto y con lo entradito en carnes que está veo fácil una reducción y creo que lo dejaría estampado contra la pared en un “tres i no res”.


El pulpo vive debajo mío, en la segunda planta. ¿Cómo voy a reducir a un vecino que tan sólo viene a pedirme que baje el tono de la música (odia el jazz) y que además se ofrece a ayudarme en mis reformas?  Empieza a echar un vistazo por toda la casa, dando opinión y consejos. Me mira y me dice que es estupendo ser vecinos porque así cuando necesite algo él puede venir “ipso facto” a ayudar. Me indica que si quiero él me puede sostener la escalera mientras me subo a pintar, por si pierdo el equilibrio…. Me da una serie de consejos porque quiere que aprenda para que no caiga en errores tan básicos como no pegar papel de protección por todos los filos de puertas y ventanas. Y digo yo que…¡ total para tres puertas y una ventana no me valía la pena comprar un rollo de papel aislante!. 


Por supuesto ponerse a pintar no le apetece nada y se escaquea diciendo que tiene cosas que hacer pero que en cualquier otro momento cuente con él. No para de insistir en que tengo que hacer una fiesta cuando inaugure el piso ya decorado, y con un tono malicioso añade que esa fiesta tendrá que ser íntima porque mi piso es demasiado pequeño. Se vuelve para darme un par de besos pero ya estoy cerrándole la puerta.










¡Qué pequeño es este ePaís! Aposento mi trasero en el filo de un peldaño de la escalera y pienso en los eciudadanos que hace tiempo no veo. Pienso en mi eamigo impresentable (el del trance y los pestiños) que ya no da señales de vida y eso que estoy aquí por él…; en el informático loco que ya no viene con la excusa de reparaciones fantasma ni me sorprende con sus gustos musicales, copiándomelos en mi mp4; en el militante obsesivo de un partido político que sólo se acuerda de mí para pedirme el voto;  en un educado eciudadano que me dejó su contacto en la VR  por si algún día desaparecía de aquí sin despedirse (como parece ser que ha sido)… También pienso en el tutor mudo que se va desdibujando, pues ya no se me aparece ni en sueños.






Tendré que irme de compras porque me está dando un bajón. He de buscar algún trapito apropiado para la entrevista con el ejefe.





En esta eCiudad ¿habrá tiendas de ropa o tendré que hacer mi pedido por internet? En el catálogo de servicios al que podemos acceder todos los eciudadanos sólo hay panes, armas, regalos, casas… pero no veo ningún apartado dedicado a la moda. Esto está muy mal montado y nadie se queja… No sé a qué se dedican todos esos políticos. ¿Qué derechos defienden? Deben estar todos comprados por los admin. 






Necesitamos organizarnos y sublevarnos!   



"Extraña donación"


Entre las cuatro paredes de este piso Q1 pienso en el alivio que supone despertarme por la mañana y no tener que salir disparada a mi centro de trabajo para llegar la primera a la nave y poder asearme –con sorpresa agradable para alguno de mis ecompañeros que en más de una ocasión me han pillado saliendo de la ducha o a medio vestir-. También respiro aliviada pensando en la comodidad de no tener mis pertenencias en el vestuario de la nave; en la tranquilidad de no encontrarme tirada en la calle bajo el puente, ni escondida detrás del cómodo sofá de cuero negro de mi ejefe. Aunque ese sofá lo voy a echar de menos…


Hoy entro en mi propio baño y descubro con asombro que, así como el resto del piso necesita urgentemente una reforma, el baño está totalmente renovado e impoluto, incluso abastecido con todo tipo de accesorios, toallas y albornoz, gel de baño espumoso con perfume a lavanda (no como el Sanex de la nave, con ese olor neutro que me tenía aburrida), crema hidratante, champú y espuma moldeadora para rizos perfectos… ¡Esto es gloria!  


Yo en realidad soñaba con una casa de esas inteligentes que cuando introduces la tarjeta electrónica en la ranura de la puerta se te abre suavemente y te acoge en su interior, envolviéndote con una penetrante y dulce fragancia natural, no como la que percibo ahora mismo a refritos y agua con lejía.
Mientras me enjabono lentamente me da por pensar en este obsequio por parte de la empresa, que es como decir por parte de mi ejefe. El agradable olor a lavanda se mezcla con la desagradable sensación de pensar que lo mismo esta donación es una especie de indemnización por un próximo despido. No encuentro motivo ni explicación convincente. ¿Y si hubiera alguna otra razón oscura y maliciosa? Abro el grifo de la ducha y dejo que los chorritos de agua me vayan cayendo para aclarar mis ideas y sacarme de encima ese pensamiento.






Me tomo mi tiempo y llego la última a mi puesto de trabajo, sin prisas. Advierto con complacencia que mis ecompañeros me miran diferente, me huelen distinta, me reconocen y no me ladran. Se mueven a mi alrededor como perritos falderos.
Enciendo mi terminal, introduzco mi clave e inmediatamente se despliega una ventanita de bienvenida. Todo parece normal. Envío un mensaje de agradecimiento a mi ejefe, por su donación, en un tono formal y distante.


A los pocos segundos recibo una señal sonora     


No es de mi ejefe y cuando abro el documento casi no me lo puedo creer: el momio del BOI se ha enterado que estreno piso y se ha invitado a tomar café una de estas tardes. 






Dice que espera mi confirmación y sólo se me ocurre responder con un “sorry, estoy de obras”.


Esto está siendo peor que vivir en un pueblucho de la VR. Los cotilleos aquí corren como virus pero es por culpa del sistema: en este ePaís todo el mundo puede saber cosas del resto con sólo teclear el nombre adecuado. Menos mal que nadie sabe la dirección del piso….bueno, nadie excepto mi ejefe.






Enfundada en mi mono de trabajo, me preparo para la dura jornada que a ritmo de soldadura me pone en trance durante unos dos clicks.






Salgo de mi abstracción al notar unos golpecitos insistentes en mi hombro: el encargado de la nave me comunica que tengo una videollamada del ejefe. 


Joder! Qué inoportuno!  y yo con esta pinta… Conecto la cámara y me coloco a una distancia prudencial de la pantalla mientras mis ecompañeros se carcajean por la tontería de mi comportamiento. Ahí está su imagen. Desde donde estoy no percibo con nitidez todos sus rasgos pero sí percibo su tono de voz agradable y pausado transmitiéndome su deseo de mantener una entrevista conmigo y preguntándome si me vendría bien esta misma noche. Titubeo unos segundos pero le respondo que siendo una entrevista la hora me resulta algo intempestiva. Se excusa con motivos de trabajo y falta de huecos en su agenda pero, viendo que  me mantengo callada, recapacita un momento y me dice que, si no le surje ningún imprevisto, el próximo jueves se presentará en la nave después de comer para que podamos hablar y revisar mi contrato tranquilamente.
Me desea un buen día, se despide con un "hasta el jueves" y corta la conexión. Acto seguido empieza a sonar una canción.






No acuso a mi ejefe de enviarme una cosa así…pero no saber exactamente quién se divierte con este jueguecito musical me desasosiega.


Recojo mis cosas y me largo a entrenar con Lana, no porque quiera mejorar mis resultados en combate sino por mejorar mis glúteos; se acerca el verano y la operación biquini tiene prioridad.






Hogar ¿Dulce hogar?


Llevo unos días de absoluta apatía en esta eCiudad.  Pocas cosas consiguen distraer un poco mi atención. Una de ellas han sido las votaciones para la elección de nuevo presidente del partido al que estoy afiliada. Sinceramente no entiendo las tácticas de sus candidatos pues ni siquiera se molestan en preparar su discurso y distribuir propaganda política. Debe ser porque confían en el voto “amigo”. 


El militante que el otro día me alojó en su casa me vino a buscar al trabajo para acompañarme a votar y luego llevarme a la sede del partido para celebrar los resultados. Me sorprendí de lo solidarios que son estos chicos del  BOI.  Puesto que soy una dos clickers, y últimamente mi ejefe parece que pasa de mí, cogí y me tomé el día libre.


Por el camino me intentó convencer de lo interesante que sería mi colaboración y de todo lo que podría yo aportar y conseguir si me implicaba más en su organización, pero ya le dije por enésima vez que yo en este eMundo sólo estoy de paso, y que tal como vine me iré. 


Una vez allí me quiso presentar a uno de los VIP’s BOI. Estaba de espaldas y cuando se dio la vuelta casi salgo corriendo.
  




El momio de sonrisa profident me alargaba la mano y con sorna, pero en un tono educado, me dijo que estaba encantado de conocerme. Me ofreció algo para tomar y, ya a solas, se disculpó por no haberme llamado alegando que había estado muy ocupado y con problemas en casa. Yo  le respondí que tampoco le había llamado porque, sencillamente, no nos dijimos nada de volver a quedar y tampoco nos habíamos dado nuestros datos de contacto.


Pensé que con eso zanjaríamos la conversación pero debió creer que el destino le daba una nueva oportunidad que no debía dejar pasar y tras una carcajada luminosa, que me mostró el buen trabajo hecho por su dentista, me pidió que no rechazara su invitación a pasar el fin de semana en la maravillosa casa Q5 que tenía en una isla cercana. ¿Cómo rechazar una cosa así?  La casa a la que fui cuando lo conocí era de lujo, ésta no me la podía perder… además así cogía ideas para la que pienso comprar cuando tenga ahorrado lo suficiente, si es que llega ese momento.






Es bien cierto que la riqueza no da la felicidad… los únicos paisajes que vi fueron los que se percibían desde  el territorio que dominaba su casa, aparte de las cuatro paredes de su habitación, que me las aprendí de memoria porque fue donde pasamos casi todo el tiempo.


Ayer volví a la rutina erepublikana. No había mensajes sospechosos. El ejefe no había dado señales de vida y lo que sí tenía era un montón de tubos de acero que mis compañeros me habían dejado para que no olvidara mi función de soldadora en esta nave. 






Y mientras soldaba me llegó un mensajero con un sobre. Dentro venía una tarjeta con una dirección y una llave. La tarjeta me indicaba que esa era la dirección de la casa que la empresa me regalaba como premio por el buen trabajo realizado. Los compañeros aplaudieron mi suerte y me pidieron que saliera esa noche con ellos para celebrarlo.
¿Cómo no? Sin casco y duchados descubrí cómo eran físicamente mis ecompañeros y no estaban nada mal.






Ir de copas con hombres tiene sus riesgos y acabé tan bebida que me metieron en un taxi para que me llevara a mi casa. No recuerdo si alguno de ellos venía conmigo pero alguien debía venir porque sé que, cuando bajé del taxi, unas manos me sujetaban y me ayudaban a subir las escaleras (por cierto, muy empinadas). Una vez en el rellano una mano me apoyó fuertemente contra la puerta  mientras la otra se movía apresuradamente entre mis piernas. No le veía la cara, sólo notaba su cuerpo contra el mío. No sé qué hacía así que deslicé mi mano siguiendo la suya y me topé con algo largo y duro que cogí con fuerza. La saqué y con mi propia mano la fui introduciendo poco a poco, moviéndome al mismo tiempo. Al principio  lo hacía suavemente, pero con el mareo que llevaba se me salía. Esa mano desconocida, grande y cálida, me ayudaba para que no se saliera, hasta que al final entró toda de golpe y penetró hasta el fondo. 


Lo repetimos varias veces pues la verdad es que esa cerradura estaba algo cascada, por eso a la llave le costaba entrar. Una vez que la puerta se abrió, comprobé con la vista nublada que aquello era un cuchitril, pero no me dio tiempo a más porque iba ciega. Quienquiera que me acompañó anoche me dejó suavemente en una especie de colchón que había en el suelo y creo que noté cómo me arropaba…entre nubes me pareció ver a aquel tutor mudo con el que sueño algunas veces, pero no podría asegurarlo porque puede que fuera fruto de mi imaginación.


Así que esta mañana, con la cabeza como un bombo, he visto amanecer en mi casa Q1. Todo es de uno: un baño, una cocina con un lavadero y un salón que sirve de habitación, con una ventana que no tiene las vistas de la casa del momio pero a la que al menos le entra la luz exterior.





"Quando, Quando, Quando, Quando"


Puede que algunos estén un pelín preocupados por saber si ya he enviado el ecurrículum a mi ejefe. Parece ser que él también lo está porque cada día me manda la misma misiva musical 






Para la tranquilidad de todos, hace unos minutos que lo he dejado listo. Por supuesto he omitido ciertas informaciones relacionadas con mi situación personal, y quitando, quitando….  sólo he dejado aspectos relacionados con mi vida laboral, que yo creo que es lo único por lo que mi ejefe debe tenerme en cuenta…Pero, para que no piense que oculto información, en vez de pasarle el formulario por escrito, le he adjuntado un documento de presentación. A veces la originalidad hace mella en los jefes…. 






Mientras preparo todo esto y me peleo con el documento para insertar el link dichoso, pienso en el informático loco, hace días que no me viene a ver. Llamo al departamento técnico con la excusa de un problema en mi terminal, pero me atiende otro tipo, un “teleco” que me telecomunica que mi informático loco estará ausente por un tiempo. Me pregunta qué tipo de problema tengo y como empiezo a titubear añade que, si es tema de cableado o conexión que se molesta en venir, pero que si es un asunto de programación que me espere a la vuelta del compañero; aunque me avisa que tengo para días  porque por lo visto se ha ido a Colombia, a resolver un problemita sentimental con su novia.
¿Novia?   Bueno, qué le vamos a hacer… Nadie es perfecto!  Pero tampoco una está para andar echando perlas a los cerdos…






Clico en la pestaña de Enviar y me mando al buzón de mi ejefe. Ahora sólo me queda esperar.
Vaya, con el malestar que me ha causado este cotilleo del teleco me acabo de dar cuenta de que no he incluido mi foto en el documento. Ahora mi ejefe pensará que soy un bicho raro y que por eso evito mostrar mi imagen física… mal asunto… Por culpa de este detallito, para mí insignificante, puedo perder una buena ocasión de mejora laboral. Sé que hay tipos para quienes lo principal es la imagen y toman como criterio de selección ese aspecto; si encima no hay foto … He encontrado una, me va a tener que mirar con lupa pero bueno,  lo mismo despierto su curiosidad y me cita para una entrevista.

"Días de Zombie"


Llevo unos días involucrándome en diferentes conflictos porque así lo dictan las instrucciones de evida en ER. Analizando un poco mi comportamiento en estos últimos días,  me doy cuenta que hay un sentimiento interno de necesidad de hacerlo y me espanto un poco. ¿Cómo he llegado a este punto de violencia?






Profundizando un poco más y repasando las situaciones en las que me he visto me confieso a mí misma que lo que he estado haciendo es intentar encontrarme de nuevo con el tutor mudo del otro día. Pero nada, ni rastro. 




Otros tutores me han acompañado, pero sin punto de comparación, por supuesto.










http://img146.imageshack.us/img146/6544/imagescabwe3a8.jpg




El primero me gritaba, me insultaba y acabó dejándome por imposible, para evitar pegarme un tiro él mismo. El segundo lo arrasó todo él solito al primer minuto así que ni tiempo me dio de aprender nada. Y el último pues parecía muy buen tipo, paciente, comprensivo y dialogante pero fue inútil, no entendí ni papa porque sólo hablaba japonés.


Ah, el japonés… Como no estuve muy pendiente de las últimas elecciones pues claro, yo ahora no contaba con que es muy necesario chapurrear algo de esa lengua. Por cierto, tengo una emiga que lleva siempre consigo un dispositivo traductor, le tendré que decir que me lo preste la próxima vez.


En fin, después de todos estos acontecimientos acabé muy desmoralizada y con unos niveles de vitalidad algo reducidos, así que preferí no hacer demasiados planes para el fin de semana;  pero viviendo en la calle una siempre se encuentra con algún econocido y sin saber cómo me ví yendo en metro hasta el estadio donde hacían un concierto.








Me quedé a dormir en casa de ese econocido  -un militante muy activo de uno de nuestros partidos políticos-. Me preparó una cama bastante cómoda en el pasillo de su piso Q2 colocando una colchoneta hinchable que utiliza cuando va de mítines. La verdad es que muy amablemente me ofreció compartir su cama, pero lo ví tan agotado que le aconsejé que se acostara solo… para que descansara mejor.


El domingo por la mañana “con la cara lavada y recién peináaa”, salí a recorrer la calles de mi eciudad. A la hora del aperitivo me senté en el República Café a tomar algo, mientras leía algunos artículos de rabiosa actualidad.






Cayó en mis manos la revista “CoraPON CoraPON” y por pura diversión me puse a leer el Haruscopo. La predicción de estos nipones para la primera quincena de mayo me ha dejado de piedra:


       “Los poneros de tu alrededor van a mostrarse algo exigentes contigo así que deberás tener paciencia. Ha llegado el momento de despegar en la empresa donde llevas etrabajando hace tiempo, podrías recibir alguna oferta interesante, aunque lleves un tiempo esperando otras opciones, si te lo propone el Centro Pokemon no deberías dejarla pasar.”


Eso me hizo recordar que todavía no tenía listo el ecurrículum. Sin falta se lo tengo que enviar. No puedo dejar pasar más días. No vaya a ser que por culpa de esta dejadez  mía me acabe echando de la empresa… ¿Y si fuera que mi ejefe quiere cambiarme de  puesto de trabajo? ¿Y si por aquellas cosas de la vida me quiere conocer más a fondo para convertirme en su secretaria….? 


La impaciencia me ha hecho encender el ordenador con más ilusión que otros días. Hoy el “virus musical de bienvenida” hasta me ha gustado. Lo escucho atentamente por si encuentro algún detalle que me revele la identidad de quien me lo manda. Por si acaso es de mi ejefe y deduzco algo de sus intenciones.





"Repercusiones Emocionales"


Quien haya ido leyendo los capítulos anteriores de esta ehistoria habrá empezado a descubrir que no resulta tan fácil como lo pintan el vivir en este ePaís. Cuando una entra aquí, como es mi caso, piensa que todo se reduce a elegir un objetivo de evida y seguir las pautas marcadas pero a medida que pasan los días las cosas se vuelven diferentes.


Al principio una cree que es suficiente con ser una simple empleada y vivir una evida convencional: trabajar para  ir ahorrando con el deseo de invertir esos ahorros en una casa (con jardín si puede ser); realizarte como epersona con alguna actividad extralaboral y, ¿por qué no? conocer a un eciudadano que, fingiendo entenderte como mujer y aguantar tus neuras, te haga creer que te hace feliz. 


Sin embargo una no cuenta con la parte violenta de este eMundo. Una no piensa que, para sobrevivir y no ser considerada una einadaptada,  es necesario también participar en las actividades bélicas que se proponen aquí a diario. Una no piensa en las consecuencias de estar dentro de un sistema que controla todos tus pasos pero dejándote creer que todo lo que haces es interactuar inocentemente en un juego elegido por ti de manera voluntaria.


Tras la tensión del otro día tomé la decisión de meterme en el primer “fregao” que encontrara y así catalizar la tensión emocional en la que me encontraba en ese momento: descargar toda mi furia contra un enemigo externo, con cara y ojos, evitaba que cogiera una de las barras de hierro para soldar que tenía en la nave y la hundiera con todas mis fuerzas sobre el maldito ordenador. 








Por aquello del azar encontré en mi inventario cinco armas Q1 y, como si de un videojuego se tratara, allí me ví, cargada hasta los dientes y acompañada, eso sí, de un tutor  - sin duda porque como diría Lana “tú solita y sin entrenar no matas ni una mosca”-.






No sé de dónde salió el tipo que me acompañaba. Ni siquiera nos hablamos. Sólo sé que tal como vino se fue.  ¿Acaso estaba allí para ayudarme a mí, o yo estaba allí para ayudarlo a él? ¿Era mudo? ¿Por qué no me habló? Ni siquiera un saludo, joder! Y yo…¿Por qué no le pedí su TIP?. Es que de verdad… no soy nada práctica. En situaciones así no aprendo. 




       
Otra en mi lugar habría pulsado un  momentito la pausa… se habría dado un poquito de brillo en los labios y le habría deslizado su tarjetita personal por alguno de los bolsillos de su gabardina. Porque las ocasiones las pintan calvas y ahora es mucha la competencia femenina que hay por ahí (y masculina también, que nunca se sabe). En fin siempre me pierdo lo mejor.


De golpe me ha dado un vuelco el corazón… ¿Será este mi ejefe que viene a socorrerme disfrazado de esta guisa para no perderme? Para no perderme como empleada, pienso yo,  porque  he de decir que, tras esa elegante y dura pelea, mi vitalidad quedó por los suelos.
En el hospital hacen lo que pueden. Me han permitido quedarme más tiempo del estipulado, ya que han necesitado inyectarme sulfato ferroso en vena (tengo los niveles de hierro por los suelos) y unas cuantas “chuletas” de plasma. 






Tumbada en la camilla me viene a la mente la imagen de ese tipo y sigo pensando ¿quién deber ser? ¿Algún momio… algún afiliado político… mi eamigo que me quiere recuperar camuflado con otro aspecto… el informático loco ….?






Este hospital, por ser de cinco estrellas, no tiene miramientos con las “sin techo”  y en cuanto despierto de mi alucinación me sueltan a la calle, no sin antes recordarme que me olvide por una temporada de incursiones bélicas… que las arcas de la seguridad social no están para tanto gasto y tanto eciudadano herido.


Bajo mi puente me quedo dormida y sueño cosas que no sé si llegaron a pasar o son la representación de un guión diseñado por mi mente de la forma en que me habrían gustado que pasasen.





"Lunes Tormentoso"


No es cierto que aquí los lunes sean odiosos, eso es un tópico de la VR. En eR los lunes vienen a ser como el resto de días puesto que las actividades siempre son las mismas. Hay alguna pequeña diferencia: una guerra nueva, algún nuevo contacto que añadir, artículos que leer… pero en sí, siempre es igual. Sin embargo, para mí en este ePaís los días no son todos de la misma manera, y quien vaya siguiendo mis relatos comprenderá por qué lo digo. 


Este lunes mismo, nada más llegar al trabajo he encontrado una caja de “pestiños”, ocho para ser concretos.       


Viniendo de quien creo que vienen, deduzco que es una respuesta a estos artículos míos y un acto de rebeldía a un mensaje musical que yo le envié la otra noche.  Es por esto que aún no sé si tomarme la cosa por el lado metafórico, pero en su expresión más coloquial: mis artículos son una pesadez, (por no decir una palabra soez), o por el lado más sensorial: mis artículos dejan un regusto tan dulce como estos pastelitos. Sin pensármelo demasiado engullo uno tras otro y me los como todos… que yo no tengo problemas de peso!


Igual que se va marchitando una flor natural en la VR, la rosa con mensaje flotante de mi ordenador se ha ido desdibujando. Entro en mi perfil para ver qué actividades tengo asignadas y lo primero que veo es un mensaje de mi ejefe, con marca roja de urgente, donde me recuerda que aún no le he enviado mi ecurrículum y un cuestionario que tengo que cumplimentar sobre mi trayectoria personal y laboral. Vamos a ver, por qué ahora me viene con esto? No me gusta estar rellenando formularios con preguntas sobre qué cosas me gusta hacer fuera del horario laboral, si me gusta leer, qué objetivos tengo en la vida, si hay amigos que me conozcan bien y puedan corroborar lo que digo…., vamos que entre tanta preguntita le ha faltado poner también cuáles son mis medidas y qué talla de ropa interior uso.


No sé si son los pestiños pero empiezo a notar un cierto malestar que me corroe por dentro al llegar al final del mensaje, donde me pide por favor que se le haga llegar esta información lo antes posible para preparar mejor nuestra entrevista y añade que tiene intención de citarme un día de estos para conocerme personalmente y hablar, ya que nunca me encuentra en la nave ni asisto a las reuniones y quedadas que se hacen en esta eciudad.


Cierro el documento y de golpe el sistema se vuelve inestable. 






Parpadea la pantalla, se cierran y abren documentos. El ratón se mueve a su libre albedrío y no lo puedo dominar. Me decido a darle al interruptor de apagado con el deseo de que esa acción solucione el problema, pero de golpe se abre un archivo y me estallan en la cara unas imágenes con las que no contaba.






No puedo evitar que el resto de compañeros se aproximen a ver lo que está apareciendo en pantalla. Y les oigo murmurar frases subidas de tono y malintencionadas. Alguno incluso pone en duda mis tendencias sexuales y hace hincapié, susurrando al oído de otros y haciéndose el listo, que ya le parecía que yo era muy “rarita”. Pero ninguno de ellos sospecha que esas imágenes pertenecen a mi archivo personal y son referencia a un tiempo pasado, otra época, otra vida, otra situación, otro lugar.


Una vez termina el vídeo, el ordenador vuelve a su estado normal. Y yo inmediatamente llamo al informático loco. A pesar de que también dudo de él, necesito que me asesore y que investigue quién manipula mis archivos personales.
Se coloca frente a mi pantalla y comienza a teclear y a explicarme cosas que no entiendo…visualiza el vídeo pero no hace ningún comentario, sólo cuando acaba me mira y me aconseja que proteja mejor mis asuntos personales, que los proteja con un buen escudo.
Anoto todos los consejos y pasos que tengo que dar para encriptar mis documentos más íntimos y una vez que lo consigo decido apagar mi terminal para que nadie se ponga a  husmear en mi ausencia. Presiono el botón de apagado y vuelve a aparecer otro mensaje musical. Éste me pone los pelos de punta.






Decididamente hoy no puedo seguir en la nave. Me voy a ver si en alguna de las contiendas que hay por ahí abiertas me hieren y consigo que me ingresen por unos días en el hospital.