"Herida por arma psicológica"




La Pecera se me hace pequeña.  En un espacio tan reducido los ejemplares que me acompañan acaban aislándose o muriendo…  Algunos saltan al vacío y desaparecen de golpe sin dejar rastro. Yo misma a veces quedo en el fondo aturdida pero me esfuerzo en salir un poquito a la superficie para no asfixiarme porque el agua de esta pecera hace tiempo que no se renueva.


Esta mañana he tenido uno de esos ataques.  
En un primer momento todo era euforia: mi eamigo impresentable daba muestras de evida y me mandaba un mensaje con un documento adjunto. Tantos días sin saber nada de él… La emoción me embargaba pero a medida que el documento se iba descargando mis pulmones se iban comprimiendo. 




Me ha costado recuperarme y en un intento de obtener una explicación le he mandado un lamento patético.




Tan  patético e inútil que su respuesta me ha hundido en la más absoluta tristeza.






Este rechazo tan brutal e incomprensible ya no me ha dejado fuerzas para más y me han tenido que ingresar en el hospital con una crisis nerviosa.
Este hospital es muy reacio a acoger a gente con problemas que no sean debidos a actos marciales, pero mi buen amigo el pulpo ha insistido en que estaba herida de muerte por arma psicológica y aquí lo tengo a mi lado, con mi mano en su mano, escuchando mis lamentos.










Claro que ahora que lo miro bien, no es el pulpo taxista el que me está haciendo compañía…. No distingo del todo  su cara. Siempre me pasa igual…. ¿Es el ejefe, o mejor dicho, el exjefe? No podría decirlo porque soy miope y nunca lo he visto de cerca. Me giro un poco más y me incorporo, tanto que casi le rozo la cara. Es mi tutor mudo


Pero ¿qué le pasa a mi cabeza? Estoy disfrutando de una visión que aún no sé si es una alucinación  y de golpe me aparece Lana, enfadada, echándome una bronca monumental porque hace días que me está esperando para entrenar. 


¿Es que no ve que estoy de baja?











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