Ratonera Hexagonal

No sé por qué te empeñas en seguir en este eMundo. Si no tienes un objetivo de juego, no entiendo porqué no lo dejas de una vez. Joder, que ya eres mayorcita para estar con estas tonterías! Es que no lo entiendo.


Lantanique mira de soslayo al tipo que, recostado en la tumbona de al lado, no para de cuestionarla y comerle el tarro con su forma de evida.


¿Tienes todavía las armas que te regalé? –le pregunta al tiempo que se incorpora para liarse un pitillo.
Claro que las tengo –responde ella cerrando los ojos, pues el sol incide tan intensamente que la deslumbra y sólo ve una silueta a contraluz. ¿Eso fue un regalo? Menudo regalo! –piensa- Cualquier otra cosa me habría aprovechado mucho más y no esas tres pistolas con las prestaciones más baratas que encontró en el mercado. Sin duda le faltaba espacio en su arsenal y prefirió donármelas antes que tirarlas a la basura. 
Si las quieres te las devuelvo –le dice ingenuamente-  que ya sabes que yo paso de esos artilugios que no hacen más que ocupar sitio en mi inventario.

Lantanique se levanta de la tumbona, coge su spray solar del 15 y se empieza a extender generosamente el producto por piernas y brazos. Esa leche protectora ultra-hidratante se absorbe fácilmente aunque un chorretón bestial se dispara hacia su ombligo, desparramándose de forma obscena por su vientre, cuando él le dice:
Pues prepárate porque hoy vienes tú también a una de esas incursiones y así aprendes de una vez. Te he apuntado en una de las milicias y no puedes echarte atrás. 


Docenas de veces le han explicado cómo funciona eso de los hexágonos de batalla, pero Lantanique no tiene paciencia para atender normas y reglamentos. Las únicas normas que entiende son las del parchís y aún así a veces se las salta o las cambia, simplemente por variar o porque no le parecen lógicas. Actúa por intuición y así le va…


Se acerca a la orilla y se mete en el agua. No se adentra demasiado, sólo quiere despedirse de ese mar tan cálido de estos últimos días. El mar la acoge y la mece con su  oleaje suave y monótono, con cariño, despidiéndose hasta el próximo verano cuando volverá  a dejar que sus aguas se den con ella unos revolcones los días que está juguetón y excitado, como si esas aguas fueran prolongaciones de unas manos imaginarias, esas manos líquidas que arrancan los bañadores de los cuerpos femeninos cuando se descuidan y ahostian con dureza a los del sexo masculino, sólo por diversión.
Lantanique se sumerge pero tapándose la nariz como las niñas pequeñas, abre un momento los ojos y ve pasar algunos pececillos que la miran como reconociéndola. 


Algunos componentes de la milicia también la conocen, pero de oídas. Confían en el acompañante de Lantanique así que la dejan a su cargo y Lantanique  acepta entrar en la contienda no sin oír repetidas veces que tiene que esperar su turno y una vez te toque entras en el hexágono y bla bla bla bla… Lantanique mira a su compañero que se coloca el casco mientras le suelta el rollo. Tiene poco pelo y unas entradas que anuncian una posible calvicie, aunque él a sus veintitantos se defiende diciendo que no son entradas sino que tiene la frente muy ancha… Lantanique se sonríe y piensa que eso poco importa pero él ya le está diciendo: Lantana, palancana, te toca yaaaaaa…. De golpe lo ve alejarse corriendo y ella… corriendo detrás y perdiéndolo de vista.


Siempre odió la geometría. ¿Por qué ese caprichito de hacer campos de batalla hexagonales?. Allí no se ve ni torta con tanto tanque paseándose a sus anchas. ¿Dónde están las esquinitas de los hexágonos? ¿Dónde está la gente?
¿Quién es eamigo y quién enemigo? ¿Dónde está el zoquete que la metió en este fregao?


Lantanique cae en una zanja. Un bulto se revuelve debajo de ella y masculla unas palabras que no acierta a entender, pero por el tono en que están dichas seguro que la está insultando.
El cuerpo se vuelve hacia ella y la voz airada se suaviza con una mueca extraña. La voz se transforma en un susurro y la mano libre la agarra del cuello colocándola debajo de él.


De golpe comprende que se ha metido en un hexágono equivocado, parece ser que del enemigo, y que el tipo susurrante va a aprovechar el turno para concentrarse en ella…





No hay comentarios:

Publicar un comentario